La jornada, con la colaboración de Banca March y la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar, contó con la presencia de Juan Bravo, vicesecretario de Economía del PP
La Asociación para la Promoción del Puerto de Sevilla (ProSevillaPort) y EFC Group, en colaboración con la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar (AAEF) y Banca March, celebraron el 9 de noviembre una mesa redonda bajo el título ‘Banca y Hacienda: Nuevos retos para la financiación empresarial’, una cita que reunió en el restaurante Muelle 21 de la capital hispalense a casi un centenar de directivos y profesionales para abordar asuntos clave en la materia y temas de plena actualidad como la nueva fiscalidad o el rating financiero.
El encuentro -inaugurado por el presidente de ProSevillaPort, Augusto Jannone- contó con la participación de Juan Bravo, vicesecretario de Economía del Partido Popular; Carlos Carrasco, director territorial de Banca March en Andalucía; José Luis Martínez Lázaro, presidente de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar (AAEF); y Pablo Martín Pelegrín, consejero delegado de EFC Group, mientras que Simón Onrubia, gerente de ProSevillaPort, actuó como moderador.
En su discurso de apertura, Augusto Jannone aprovechó la presencia de Juan Bravo en el evento para solicitar su apoyo “para la declaración de la singularidad del Puerto de Sevilla”, una reivindicación que desde la asociación consideran fundamental para garantizar la supervivencia de un enclave que representa “el principal polo industrial de la provincia de Sevilla”.
En este sentido, Jannone recordó que las empresas del recinto hispalense facturan en conjunto “más de 1.300 millones de euros, lo que representa el 3% del PIB provincial y el 1% del andaluz, y generan más de 20.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos”. Sin esa declaración de la singularidad, “es complicado que sigamos compitiendo de igual a igual con el resto de puertos de España”, afirmó.
A continuación, el vicesecretario de Economía del Partido Popular centró su primera intervención en el marco fiscal en el que se mueven las empresas en la actualidad e introdujo como idea básica la necesidad de que “en un momento como el actual no se añadan más impuestos”.
Sin embargo, advirtió de que “en el programa de España de los Next Generation, se apunta que todos van a pagar por el uso de las autovías, a partir del 1 de enero de 2024, y eso el Gobierno central no lo cuenta. ¿Qué incidencia va a tener, por ejemplo, en el ámbito portuario, si el impuesto lo van a pagar principalmente los transportistas?”, se preguntó el panelista, en alusión a un asunto que puede afectar a la competitividad de recintos como el propio Puerto de Sevilla.
Bajada de impuestos
Por el contrario, recordó que, durante su etapa como consejero de Hacienda y Financiación Europea la pasada legislatura, “en el Gobierno de Juanma Moreno cuando planteamos la bajada de impuestos en Andalucía, siempre le poníamos apellido, porque subir o bajar impuestos no debe ser una guerra política, la fiscalidad tiene que estar regulada para generar algo, en este caso empleo e inversión”.
También fue crítico con otras medidas del Ejecutivo central que repercuten directamente en el balance de las compañías, como el incremento del salario mínimo interprofesional, ya que, según recalcó, hay que tener presente que quien paga la subida es la empresa, y “quien más se beneficia es el Gobierno de España, porque se lleva el 30% de ese incremento sin poner ni un euro”.
Resaltó, asimismo, la importancia de los Next Generation. “Tenemos 70.000 millones a fondo perdido que se amplían en 7.000, y otros 70.000 millones para préstamos, que se pueden devolver hasta el año 2058”, unos plazos que permitirían, en opinión de Juan Bravo, sacar adelante proyectos innovadores sin comprometer las cuentas de las empresas en momentos tan complicados como los actuales.
La importancia de la gestión
“Si analizamos la presión fiscal, que deja fuera variables tan significativas como el índice de paro de España, que es el doble que el resto de la UE, o la economía sumergida, España está por debajo de la media europea. Por eso nos gusta más hablar de esfuerzo fiscal, que hace referencia a lo que cada uno de nosotros pagamos en relación con lo que tenemos, y ahí nos encontramos que las empresas españolas pagan más que en otros territorios”, señaló Juan Bravo en relación con la fiscalidad en el país.
Como botón de muestra, destacó «los 78.000 millones de euros más que, con los datos de previsión de ingresos del Gobierno, habremos pagado en cotizaciones sociales y en impuestos en España en 2023 respecto a 2019, sin que la economía se haya recuperado. Nadie discute que hay que pagar impuestos, pero es necesario que el dinero público esté gestionado de la mejor manera posible, más que el nuestro propio”.
“Si, por ejemplo, en lugar de tener tres millones de parados tuviésemos un millón y medio, en la media de la Unión Europea, todos los debates que estamos teniendo sobre las pensiones no existirían, las cuentas de la Seguridad Social estarían cuadradas”, reflexionó el exconsejero de la Junta.
Balances saneados
En relación con la situación en la que se encuentran las empresas a la hora de acceder al crédito, el vicesecretario de Economía del Partido Popular recalcó “la importancia” de que tengan “unas cuentas claras y transparentes, de cara tanto a Hacienda como a la financiación”, tan importante como que las tengan “las administraciones”.
En la misma idea abundó el director territorial de Banca March en Andalucía, Carlos Carrasco, quien subrayó que “es determinante que los balances de las compañías estén saneados, primero porque tenemos que cumplir una obligación moral y económica con el Estado, gobierne quien gobierne, y también porque si no, la financiación bancaria se complica enormemente”.
Carrasco apuntó que, “básicamente, ahora la concesión del crédito se basa en el rating, una calificación que damos a los estados contables de la compañía. Hay datos cualitativos relativos al sector o el mercado, y otros cuantitativos donde están perfectamente establecidos las ratios que debe tener una compañía para poder prestarle dinero. Si el balance no es sano, es muy complicado dar el crédito”.
El interés de las empresas familiares por hacer inversiones fue el primer argumento planteado por José Luis Martínez, presidente de AAEF, para lo cual necesitan “tanto la ayuda de la banca como otras alternativas”, y aseguró que el gran problema de las empresas en general en España es el tamaño: “La mayoría somos pequeñas y microempresas, y así es difícil acceder a cierta financiación que no sea la tradicional”.
También subrayó que Hacienda, “vía incentivos fiscales, puede generar mayor atractivo para que las empresas reinviertan sus dividendos y, así, crear más empleo y riqueza, por ejemplo, vía I+D+i. De hecho, las empresas familiares somos mucho más innovadoras e investigadoras que el resto, innovamos constantemente”.
Estructura financiera
Por su parte, Pablo Martín Pelegrín -consejero delegado de EFC Group- afirmó que, para las pymes, que son el 97% en este país –un 95% de las cuales son familiares o su germen fue una empresa familiar-, “ganar dinero es muy complicado, por eso es necesario que mida todas sus variables y profesionalice todos los departamentos. En muchas ocasiones tenemos sociedades con muy buen producto, pero con una estructura financiera relativamente débil”.
En cualquier caso, aseveró que “al final, hacer las cosas bien, en el largo plazo merece la pena, aunque en el corto transitemos por un desierto. Conforme se va construyendo una estructura financiera estable, profesional, se podrá optar a ciertas exenciones fiscales y también a una financiación más económica. Cuanto peor rating tenga una empresa más cara va a ser, y por ende sus resultados van a ser peores”.
Peso del rating
Precisamente, el responsable de Banca March en Andalucía abundó en el peso creciente que el rating está adquiriendo a la hora de conseguir financiación. “Los tipos de interés han subido enormemente, y eso va a representar una restricción del crédito, que se le va a conceder a los que tengan un buen rating”.
Carlos Carrasco rememoró que uno de los principales problemas de la crisis de 2008 fue que muchas empresas se habían “financiado mal, a corto plazo lo que debía haber sido a largo plazo, y eso llevó a que en el momento que las pólizas se cancelaban, se estrangulaban y morían. Por eso, es imprescindible tener los balances saneados y unas estructuras financieras adecuadas”.
Deslocalización
Finalmente, Juan Bravo subrayó la importancia de ser competitivos a nivel fiscal en un entorno donde ni Portugal, ni Francia ni Italia tienen ciertos impuestos. “Hay un 23% más de españoles que se han ido a Portugal. Si a la empresa le ponemos una puerta pequeñita para que le cueste entrar, y además con precios más caros que el de al lado, solo se quedarán aquí los que no tengan capacidad para irse”.
“¿Alguien piensa que, si Amancio Ortega o Juan Roig se marchan de este país por esas condiciones, les va a ir mejor a los que tienen menos?”, se preguntó. “Yo creo que será al revés. Cuantos más empresarios como estos haya en este país, más posibilidades hay de que la gente con menos recursos tenga oportunidades. En ese camino tenemos que ser competitivos y saber lo que pasa alrededor”, recalcó Bravo.
Y recordó que Andalucía ya ha anunciado que recurrirá ese gravamen sobre las grandes fortunas, que valoró como un “impuesto de patrimonio ‘bis’, porque es prácticamente la misma base imponible, el mismo tipo impositivo, permite deducirse lo que se ha pagado por el otro impuesto, y además el Gobierno lo anunció a los tres días de que Juanma Moreno dijera que lo iba a quitar en Andalucía”.
En lo concerniente a la deslocalización apuntada por el vicesecretario de Economía del PP, José Luis Martínez remarcó que las empresas familiares no se lo plantean “porque somos del territorio. Podemos fabricar en Polonia o en Portugal, pero el empresario familiar no se marcha”.